lunes, 24 de octubre de 2011

¿Qué tipo de personalidad tienes?

Una persona no puede escoger sus circunstancias, pero si puede escoger sus pensamientos e indirectamente, y con seguridad, darle forma a sus circunstancias (James Allen)

Había una vez un campesino que tenía algunos caballos para que lo ayudasen en su pequeña hacienda. Un día un capataz le fue a dar la noticia de que el mejor de sus caballos había caído en un pozo.

Personalidad resistente (foto de sirvival_kike flickr)
El campesino se dirigió al lugar vio que el caballo estaba bien he intentó con todas sus fuerzas sacar al caballo. Al ver que no lo conseguía comprendió que no valía la pena el rescatarlo. Entonces, apesadumbrado le pidió al capataz que echara le echara tierra encima para enterrarlo allí mismo.

El capataz comenzó a echar arena. El caballo no se dejaba enterrar y utilizaba la tierra para subir, hasta que finalmente consiguió salir. 

Y tú que haces, ¿sacudes la tierra o dejas que esta te entierre?

Qué caracteriza a una personalidad resistente

Una persona que pese a sufrir trastornos que podrían desestabilizarle, resiste y sale a flote. Este tipo de personas viven como las demás acontecimientos que pueden afectarles por ejemplo un divorcio, un despido en el trabajo, etc. Pero le echan cara a la vida y aceptan lo que les sucede de manera estoica.

Qué rasgos tienen este tipo de personalidad

Un psicólogo llamado Kobasa descubrió que los individuos con personalidad resistente poseen unas características comunes. Estas personas tienen compromiso, control y reto. Estas cualidades hacen que este tipo de personas sepan encajar lo que les sucede y vivir con ello lo mejor posible.

Análisis de los rasgos de la personalidad resistente

El compromiso: significa creer en lo que uno hace y comprometerse con ello. El compromiso abarca varios aspectos de la vida el trabajo, las relaciones con los demás, la responsabilidad con las obligaciones que se le plantean diariamente. Estas personas no solamente se enfrentan exitosamente a situaciones estresantes sino que también pueden ayudar a otros a encararse con este tipo de sucesos.

El control: las personas con control tienen una motivación intrínseca. Es decir, lo que les motiva es algo interno. Lo que les mueve y les impulsa son ellos mismos. Creen que ellos son responsables de lo que les pasa y que pueden afrontarlo. Estas personas piensan que son competentes que tienen la capacidad de superar lo que les sucede.

El reto: estas personas consideran que el cambio es algo inherente a la vida. Entienden los cambios no como derrotas sino como retos beneficiosos para su desarrollo personal.

Estas tres características son las que nos pueden hacer salir del pozo ¿te animas?

viernes, 21 de octubre de 2011

Y tú ¿a quién echas la culpa?

Errar es de humanos, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía” Charles Chaplin

Imagina un fallo que hayas tenido y piensa que respuestas de las que se exponen a continuación están más en consonancia con tu actitud:

Respuestas A:
  • Fallé, pero no fue culpa mía.
  • No tenía elección.
  • No podía hacer nada para solucionarlo.
  • Lo intenté pero no funcionó.
  • Si los demás no hubiesen estorbado todo habría sido diferente.

Respuestas B:
  • Fallé pero volveré a intentarlo, seguro que puedo.
  • Se puede hacer, nunca antes lo había hecho.
  • Tengo que encontrar un modo de hacerlo mejor.
  • Aprendí de mis errores y mejoré.
  • No funciona así que tendremos que trabajar todos para mejorarlo.

De Nick J Webb (flickr)
Si has hecho una cosa mal ¿a normalmente a quién le echas la culpa? A ti mismo o a los demás. Si tienes éxito en algo ¿cuál es la causa de tu éxito? ¿Tú o la suerte que has tenido?

Si echas la culpa a los demás y atribuyes el éxito a la suerte tienes un locus de control externo. Si, por el contrario, te atribuyes la culpa y la causa del éxito a ti mismo tienes un locus de control interno.

El locus es un término latino que significa lugar o localización. Fue un término acuñado por un psicólogo llamado Rotter y se refiere a las expectativas que tenemos las personas sobre las posibilidades de éxito o fracaso cuando vamos a hacer algo. Por otra parte también se refiere a la responsabilidad que asumimos por las consecuencias de nuestras acciones, si lo atribuimos todo al azar o al esfuerzo.

Las personas con locus de control interno creen que lo que van a hacer les va a salir bien y piensan que son ellos mismos responsables de sus acciones. Estas personas valoran positivamente el esfuerzo. En el locus de control externo todo depende del azar.

Algunos experimentos han comprobado que las personas que tienen locus de control interno tienen influencia sobre los acontecimientos de su vida. Mientras que las personas con locus de control externo son más conformistas y obedientes.

No todo es positivo para el locus de control interno. Atribuirnos los fallos siempre a nosotros mismos, a nuestra torpeza y no a causas externas como la suerte, suele ser típico de comportamientos depresivos. A no ser, que seamos conscientes de que nosotros tenemos control sobre nuestros propios fallos y podemos corregirlos si ponemos esfuerzo en ello. 

Podemos pensar que tenemos el control sobre nuestros aciertos y nuestros errores o considerar que todo depende del azar. Elegir las respuestas B, si el control lo tenemos nosotros o elegir las respuestas A, si consideramos que la suerte es la que decide. El estilo de pensamiento que tengamos se va reflejar en nuestra vida y en nuestros éxitos. Podemos esforzarnos o confiar en la suerte, es nuestra decisión.

jueves, 20 de octubre de 2011

¿Es verdad que nuestras opiniones son coherentes?

Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, también puedo ser enemigo de mis opiniones” José Luis Borges

Aunque somos conscientes de que algunas de nuestras opiniones no son estables, solemos considerar que lo que hacemos y opinamos tiene siempre consistencia. Solo de vez en cuando racionalizamos nuestros pensamientos y nuestras acciones y nos damos cuenta de que en muchas ocasiones, lo que hacemos no tiene mucho que ver con lo que pensamos.

Foto de Valerie Everett (Flickr)
Por ejemplo, tengo que ahorrar pero el otro día me gasté 100 euros en una cena. Lo que se suele hacer para reducir la tensión que nos produce esta incoherencia es evitar situaciones que puedan incrementarla. Por ejemplo, en este caso, evadir las conversaciones que tengan que ver con el precio de la cena.

Experimento de demostración

León Festinguer y su colega Carlsmith en 1950 investigaron lo que ellos denominaron disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva es en resumen, justificar una acción contraria a tus pensamientos o creencias.

En el experimento se seleccionó a unos estudiantes para hacer unas tareas monótonas. Después de haberlas realizado se les pidió que convencieran a los demás compañeros de que las tareas eran muy interesantes. Para mentir se les ofreció dinero. A un grupo se les ofreció 20 dólares y al otro 1.

Después de realizado el experimento se les preguntó qué les parecía la tarea. Los estudiantes que habían recibido 20 dólares seguían considerando que la tarea era monótona. Aquellos que recibieron 1 dólar sorprendentemente dijeron que la tarea era muy divertida.

Los estudiantes de 1 dólar cambiaron su opinión sobre la tarea ya que un dólar no era justificación suficiente para mentir.

Fábula de la zorra y las uvas

Una fábula que ilustra este comportamiento del ser humano es la fábula de la zorra y las uvas:

Habíase una vez una zorra que vagaba por el bosque muerta de hambre y de sed. De pronto encontró frente a ella un viñedo con grandes y jugosas uvas.

La zorra saltó para alcanzar las uvas y no pudo alcanzarlas. Volvió a saltar y tampoco lo logró. Lo volvió a intentar por tercera vez y de nuevo fracasó. Al fin se dio cuenta de que las uvas estaban a demasiada distancia y no podía cogerlas. Entonces la zorra se marchó diciendo ¡Qué uvas más verdes, por nada me las comería!

miércoles, 19 de octubre de 2011

El sufrimiento tiene un lado positivo

 “En el dolor hay tanta sabiduría como en el placer; ambas son dos grandes fuerzas conservadoras de la especie” Friedrich Nietzsche

Las experiencias traumáticas causan un gran trastorno en la persona que las padece. Pero además de los estragos un sufrimiento también produce beneficios y uno de ellos es el enriquecimiento personal.

El sufrimiento de Llucia2012 (flickr)
Cuando alguien ha sido despedido de un trabajo, sufre un gran dolor. En los primeros momentos es normal sentirse abatido y desesperado, pero también hay que saber que no todo en negativo. Esta experiencia también enseña, aunque desearíamos no haber pasado nunca por ella.

La lucha de la persona contra esta circunstancia tan traumática hace que también experimente un crecimiento interior y mejore como persona. Por supuesto, no todos somos iguales y cada uno percibe los sentimientos a su manera. No obstante, esta experiencia hace que también crezcamos interiormente y nos convirtamos en mejores personas de lo que éramos antes.

Dos psicólogos Calhoun y Tedeshi llegaron a la conclusión de que las personas pueden experimentar tres tipos de crecimiento:

En primer lugar, nos damos cuenta de que somos capaces de afrontar este tipo de situaciones. Si superamos algo tan duro, seguro que podemos con lo que nos propongan.