“Errar es de humanos, pero echarle la culpa a los demás es más humano todavía” Charles Chaplin
Imagina un fallo que hayas tenido y piensa que respuestas de las que se exponen a continuación están más en consonancia con tu actitud:
Respuestas A:
- Fallé, pero no fue culpa mía.
- No tenía elección.
- No podía hacer nada para solucionarlo.
- Lo intenté pero no funcionó.
- Si los demás no hubiesen estorbado todo habría sido diferente.
Respuestas B:
- Fallé pero volveré a intentarlo, seguro que puedo.
- Se puede hacer, nunca antes lo había hecho.
- Tengo que encontrar un modo de hacerlo mejor.
- Aprendí de mis errores y mejoré.
- No funciona así que tendremos que trabajar todos para mejorarlo.
De Nick J Webb (flickr) |
Si has hecho una cosa mal ¿a normalmente a quién le echas la culpa? A ti mismo o a los demás. Si tienes éxito en algo ¿cuál es la causa de tu éxito? ¿Tú o la suerte que has tenido?
Si echas la culpa a los demás y atribuyes el éxito a la suerte tienes un locus de control externo. Si, por el contrario, te atribuyes la culpa y la causa del éxito a ti mismo tienes un locus de control interno.
El locus es un término latino que significa lugar o localización. Fue un término acuñado por un psicólogo llamado Rotter y se refiere a las expectativas que tenemos las personas sobre las posibilidades de éxito o fracaso cuando vamos a hacer algo. Por otra parte también se refiere a la responsabilidad que asumimos por las consecuencias de nuestras acciones, si lo atribuimos todo al azar o al esfuerzo.
Las personas con locus de control interno creen que lo que van a hacer les va a salir bien y piensan que son ellos mismos responsables de sus acciones. Estas personas valoran positivamente el esfuerzo. En el locus de control externo todo depende del azar.
Algunos experimentos han comprobado que las personas que tienen locus de control interno tienen influencia sobre los acontecimientos de su vida. Mientras que las personas con locus de control externo son más conformistas y obedientes.
No todo es positivo para el locus de control interno. Atribuirnos los fallos siempre a nosotros mismos, a nuestra torpeza y no a causas externas como la suerte, suele ser típico de comportamientos depresivos. A no ser, que seamos conscientes de que nosotros tenemos control sobre nuestros propios fallos y podemos corregirlos si ponemos esfuerzo en ello.
Podemos pensar que tenemos el control sobre nuestros aciertos y nuestros errores o considerar que todo depende del azar. Elegir las respuestas B, si el control lo tenemos nosotros o elegir las respuestas A, si consideramos que la suerte es la que decide. El estilo de pensamiento que tengamos se va reflejar en nuestra vida y en nuestros éxitos. Podemos esforzarnos o confiar en la suerte, es nuestra decisión.
Y luego estamos los que nos echamos la culpa casi siempre a nosotros mismos. Vamos, que entre unos y otros os aseguramos el trabajo a los psicólogos :)
ResponderEliminarAlgunas veces es mejor echar la culpa fuera porque si no puede pasar factura. Y lo de la factura lo digo en varios sentidos.
ResponderEliminarTomo nota.
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